Takla Makan.
Publicado por
Duna
, 16.2.14 at 4:38 p. m., in
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Otras sendas.
Han salido de mí,
los pasos que llegan hasta el origen
donde nos miramos con ceguera.
La cena sirve una rebanada
de luna movida,
mientas mi cintura, rinde justicia
al acerado puñal.
Llueve desigual sobre las veredas.
Las sábanas de Holanda
adelgazan la figura
y soportan la humedad
de los presagios.
La libélula cae
tras la curva, blanquísima,
cuando el hombre regresa
al hombre
en la fuente de la desnudez
Duna.
Poema de la urgencia.
Publicado por
Duna
, 13.2.14 at 1:29 p. m., in
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Cosas nuestras.
A los amorosos les urge la lluvia.
Les apremia la espiral hacia la nada.
Les compele lloverse,
volarse,
licuarse,
morir.
La voz,
en ese instante, se hace agua
y se lanza la huella desesperada
en busca de un pedazo de rostro
que llevarse a la boca para vivir.
Una parte complementaria
viene ataviada de sigilo.
Desesperadas,
las gotas se anuncian, se retrasan, se liberan
rebeldes y presas de una premura dilatada.
Llegan en vilo.
La sensación de nada signa con presagios.
No se necesita enlazar manos
rozar el pecho, ni morder la boca.
Las ansias,
se esfuman, evaporan, y regresan altas,
como altas olas.
Como último paso de la liturgia,
como milagro provocado,
comienza la lluvia.
Duna
Ese hombre y otras sendas. (I)
Publicado por
Duna
, 11.2.14 at 8:53 p. m., in
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Otras sendas.
I
A ese hombre
incapaz desnudarse de sí mismo;
ése que de puro manso
ya ni existe,
con sus constantes vitales
a cero revoluciones;
con su silente existencia
repleta de canciones mudas,
que con su reiterativo no hacer
obvia el baldío,
y continúa,
continúa
y continúa...
a ese hombre,
no lo quiero ni pintado...
Tengo demasiado desnudo
por escribir.
Duna.
Hablo de ti.
Publicado por
Duna
, 6.2.14 at 2:36 p. m., in
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Cosas nuestras.
Cual pedazo de pan a pique, la isla
de tus ojos; vapores emergentes
de tu sueño, tus palabra;. Tus manos
en el paisaje, de azulísimo gris,
poniendo un sol de naranja tostada.
Semejando un aguafuerte nativo,
asoma a tus mejillas, siempre, el niño
de leche, despidiendo algún pájaro
a sabiendas del cíclico devenir.
La mañana sin noche deshilando
la puntilla de tu pena. Tu risa
despliega la vela del verano.
Tu silencio, sopor, humo, calor,
conjuga la paciencia con el té.
Yo a tu lado, saciando tiempo y sed.
Duna
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